Quizás los avezados ojos del matancero desconozcan su belleza, reservada únicamente a los conocedores del entorno costero, o a los aventureros, que en busca de nuevos episodios recorren el litoral de esta ciudad cubana para admirar sus más agrestes lugares.
Allí, donde el diente de perro es rey, y los zapatos amenazan con quedar clavados en el risco, la mirada no puede más que sucumbir ante la majestuosidad del mar atrapado entre las rocas. La llamada piscina de Mister Claude deviene uno de esos sitios inhóspitos y realmaravillosos de nuestra geografía.
Pero tal vez muchos también obvien que detrás de lo sublime del paisaje, exista una historia que convirtiera a la ciudad de Matanzas en pionera en la obtención de fuentes renovables en la Isla durante el siglo XX.
Así el 6 de octubre de 1930, la bahía de Matanzas se convirtió en testigo de una gesta tecnológica, al inaugurarse en su costa noroeste, la primera planta termo-marítima del mundo, construida y puesta en explotación experimental por el científico francés George Claude(1878 - 1961), apoyado por un grupo de obreros y técnicos matanceros, según reseña el Doctor Mario Valdés Navia, director de la Biblioteca Gener y del Monte.
“Esta tecnología novedosa convertía la diferencia de temperaturas entre la superficie cálida y las profundas y frías aguas del fondo de la bahía en energía eléctrica”.
En la actualidad de aquel innovador invento, solo sobrevive la poceta de enfriamiento, que a decir de este investigador es llamada erróneamente por los locales como Piscina de Míster Claude, cuando realmente debería llamarse Piscina de Monsieur Claude, por el origen francés, no norteamericano, de este científico. (Por Jessica Acevedo Alfonso / Fotos: Ramón Pacheco Salazar / Girón)
Es un lugar maravilloso ! cuantas veces nos ibamos de picnic alla, mientras estuvimos en nuestra carrera y despues a descansar en casa del Gallego Cendan que tenia una cabaña
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